La Ciudad Vieja tiene un encanto particular. Quizá sea por la edad de sus calles empedradas o la armonía de los diferentes idiomas que llegan al puerto y se confunden con la música de violines y bandoneones de músicos ambulantes.

Todo parece equilibrase y el tiempo pasa más lento entre bares y construcciones históricas.

Pero hay ocasiones en que los adoquines dormidos son testigos de celebraciones que rompen el silencio de sus callecitas.

Eso fue lo que pasó la mañana del miércoles 31 de julio. La ciudadela vibró con el sonido de bombos y vuvuzelas augurando alegría para cientos de familias que coparon la sala del Museo del Carnaval, todas ellas embanderadas bajo los nombre de distintas cooperativas, pero con algo en común: la ilusión de salir sorteados para comenzar a concretar el sueño de la vivienda.

Sobre las 11 horas dio inicio el sorteo. Uno a uno fueron colocados en el bolillero los nombres de las cooperativas que buscarían una chance para la obtención de su préstamo.

En esta oportunidad se sortearía un cupo de 784 viviendas a financiar. El nerviosismo y la ansiedad se sentían en el aire.

Coviagui 2 fue la primera cooperativa en salir sorteada y la sala explotó. Era la misma reacción cada vez que sacaban una tarjeta. Los sorteados gritaban y lloraban de emoción, mientras los que esperaban arengaban unos a otros.

"¡Vamos Martina!" se escuchó cuando una de las niñas elegidas para ayudar en el sorteo sacó la tarjeta de Covireyes. Lágrimas de felicidad, abrazos apretados, fotos.

Así lo vivía cada grupo de cooperativistas, algunos numerosos y otros representados por un puñadito que pudo estar presente.

Algunos debutaban, como Covithru. "Es el primer sorteo al que nos inscribimos. Vamos a construir 42 viviendas en el barrio Ituizangó, en Montevideo. No podemos creerlo, sentimos una felicidad enorme", expresaban emocionadas Débora y Carolina. También fue el primer sorteo para Ana de la cooperativa Ufama Cuareim.

"Estoy re contenta, muy emocionada porque es un esfuerzo de siete años. Es el primer sorteo en el que salimos, ¡¿sabés lo que es?!", contaba incrédula.

Su felicidad no era menor que la de aquellos "veteranos" que vivían su tercer sorteo, como las familias de Coviveset de Salto.

"Es el tercer sorteo al que venimos. ¡La tercera es la vencida!" contaban los cooperativistas en representación de las 25 familias que la componen. Según ellos, estaban tan emocionados que aún no podían festejar.

La cooperativa de vivienda Covibeer también participaba por tercera vez del sorteo. "Todas las cooperativas saben lo que cuesta. Lo hacés de atrás, hay que cumplir con todo, vas y venís.

¡Esto es mucho!" contó la presidenta de la cooperativa que nuclea 23 familias, formada por trabajadores de las Fábricas Nacionales de Cerveza y del sindicato de la bebida.

Al final del sorteo el clima siguió siendo de fiesta. Incluso aquellos cooperativistas que no resultaron sorteados en esta oportunidad se alegraban por los demás, contando los días para el próximo sorteo.

La sala se vació más rápido de lo que se había llenado. Afuera, la fiesta. Risas, abrazos, fotos, entrevistas, llamadas para dar la noticia a los demás.

Y el plan de festejar en algún rincón de la Ciudad Vieja que, con el correr de las horas, volvería a su calma habitual hasta el próximo sorteo.

La meta inicial comprometida en el Plan Quinquenal 2015-2019 era de 10.000 viviendas cooperativas. El cupo a financiar para 2019 es de 2000 viviendas a través de la realización de dos llamados anuales, con un cupo para 1000 viviendas cada uno.

Dentro del cupo de 1000 viviendas se otorgó financiamiento a 8 cooperativas con un total de 216 viviendas por adjudicación directa de préstamo, por haber participado en tres sorteos consecutivos.

De las 784 viviendas restantes, correspondía un cupo de 780 viviendas a las cooperativas de ayuda mutua y un cupo de 4 a las de ahorro y préstamo. En total, participaron del sorteo 117 cooperativas de todo el país.